Las acciones que unen a la víctima de una parada cardiaca súbita a la
supervivencia se denominan Cadena de Supervivencia.
El primer eslabón de esta cadena indica la importancia de reconocer a las personas en riesgo de parada cardiaca y llamar pidiendo ayuda con la esperanza de que el tratamiento
precoz pueda prevenir la parada.
Los eslabones centrales representan la integración de la RCP y la desfibrilación como los componentes fundamentales de la resucitación temprana en
un intento de restaurar la vida. La RCP inmediata puede doblar o triplicar la supervivencia. Realizar RCP sólo con compresiones torácicas es mejor que no realizar RCP. La resucitación cardiopulmonar
con desfibrilación en los 3-5 minutos tras el paro pueden conseguir unas tasas de supervivencia tan altas como 49%-75%. Cada minuto de retraso en la desfibrilación reduce la probabilidad de
supervivencia en un 10%-12%.
El eslabón final de la cadena de supervivencia, cuidados postresucitación eficaces, tiene como objetivo preservar la función, particularmente de cerebro y corazón. En el
hospital, está actualmente bien aceptada la importancia del reconocimiento precoz del paciente en estado crítico y la activación de un equipo de emergencia médica o de respuesta rápida, con un
tratamiento orientado a prevenir la parada cardiaca.